PUBLI-REPORTAJE
Texto: Fernando Sígler
«El olivo es el árbol de mi vida». Con esta sentencia, el escritor Antonio García Barbeito había presentado el pasado junio en Ubrique una exposición del pintor Antonio Rodríguez Agüera titulada «El olivo». «Quienes hemos andado por los olivares viejos, quienes empezamos a andar por el campo, sabemos que los olivos centenarios tienen alma», expresó entonces. Y esa certeza la volvió a corroborar el autor de Cancionero íntimo el jueves 8 de diciembre de 2016 en el Molino de Aceite «El Callejón», a medio camino entre Prado del Rey y Villamartín. Sus anfitriones tuvieron el privilegio de gozar del regreso imaginado de García Barbeito a sus orígenes rurales, cuando de niño y mozo el aroma que impregnó sus primeros sueños brotaban de la aceituna molturada. Saboreando en pan de horno el zumo natural recién extraído de las olivas de la Sierra de Cádiz, en estos días de plena campaña de producción, el columnista de Abc rememoró sus raíces campesinas en un mantel que compartió con el historiador de Álora José Morales García, cuyo último estudio geográfico e histórico de esa villa malagueña saldrá a la luz el próximo enero, el artesano ubriqueño Juan Manuel Román García y su esposa, Ana Mary García, que ejercieron de introductores del intelectual sevillano, los dueños del molino, Laureano Sígler y Paqui Velázquez, y familiares de éstos. Los anfitriones mostraron a los visitantes el espacio, la maquinaria y los métodos dedicados a la molturación, y García Barbeito comparó esta tradición con la que él vivió como trabajador del campo, cuando le daba «patadas al balón de trapo de la pobreza». Todos degustaron las variedades de aceite de oliva virgen sin prensar y acebuchina, un producto exquisito que proporciona vitalidad y favorece el estado saludable de las personas.
Texto: Fernando Sígler
«El olivo es el árbol de mi vida». Con esta sentencia, el escritor Antonio García Barbeito había presentado el pasado junio en Ubrique una exposición del pintor Antonio Rodríguez Agüera titulada «El olivo». «Quienes hemos andado por los olivares viejos, quienes empezamos a andar por el campo, sabemos que los olivos centenarios tienen alma», expresó entonces. Y esa certeza la volvió a corroborar el autor de Cancionero íntimo el jueves 8 de diciembre de 2016 en el Molino de Aceite «El Callejón», a medio camino entre Prado del Rey y Villamartín. Sus anfitriones tuvieron el privilegio de gozar del regreso imaginado de García Barbeito a sus orígenes rurales, cuando de niño y mozo el aroma que impregnó sus primeros sueños brotaban de la aceituna molturada. Saboreando en pan de horno el zumo natural recién extraído de las olivas de la Sierra de Cádiz, en estos días de plena campaña de producción, el columnista de Abc rememoró sus raíces campesinas en un mantel que compartió con el historiador de Álora José Morales García, cuyo último estudio geográfico e histórico de esa villa malagueña saldrá a la luz el próximo enero, el artesano ubriqueño Juan Manuel Román García y su esposa, Ana Mary García, que ejercieron de introductores del intelectual sevillano, los dueños del molino, Laureano Sígler y Paqui Velázquez, y familiares de éstos. Los anfitriones mostraron a los visitantes el espacio, la maquinaria y los métodos dedicados a la molturación, y García Barbeito comparó esta tradición con la que él vivió como trabajador del campo, cuando le daba «patadas al balón de trapo de la pobreza». Todos degustaron las variedades de aceite de oliva virgen sin prensar y acebuchina, un producto exquisito que proporciona vitalidad y favorece el estado saludable de las personas.