OPINIÓN
Texto y foto: Pedro Bohórquez Gutiérrez
En la imagen, una consecuencia de la manía de podar indiscriminadamente cualquier planta, imperante en muchos municipios y documentada en este caso en Ubrique (Cádiz), cuyo Ayuntamiento presume de encontrarse en la confluencia de dos parques naturales, Sierra de Grazalema y Los Alcornocales, como si fuera un mérito en sí mismo esa circunstancia a la vez que patente que diera validez a las prácticas más antinaturales y agresivas (y me ahorro otros calificativos que me dicta el hartazgo) en las labores de jardinería y la gestión de unas de zonas verdes escatimadas con mezquindad al ciudadano.
Han querido estilizar tanto el tronco de este arbusto mediante la poda (utilizada para modelar figuritas ridículas y antiestéticas) que este ha sucumbido al peso de su copa, moldeada artificialmente.
No es una imagen aislada ni nueva (ocurre cada año). Y si al menos la misma diligencia que se dan los responsables en las labores de supuesto y discutible embellecimiento o en hacer leña, se la dieran en enmendar el entuerto… Pero para eso tendrían que saber una verdad elemental: una planta es algo más que un adorno, tiene vida propia y es vital para el ser humano. Y por desgracia no es así y uno puede pasear un día y otro por el mismo lugar y contemplar la triste imagen de la adelfa tronchada. Es más importante, al parecer, moldear figuritas con acebuches y cipreses, y recortar sin ton ni son la escasa sombra que tanta falta hace en pueblos y ciudades, aunque se encuentren entre dos parques.