PAPELES AL VIENTO
Casiano López Pácheco
Las matanzas, al estilo Puerto Hurraco, siguen celebrando su particular revival periódico en esta sufrida y menguada piel de toro asaetada por todos los costados que es España. Aquí, cualquiera en un momento dado, coge , como Johny cogió su fusil, una recortada, un rifle o una pistola y la lía a tiros con cualquier cosa que se mueva, caiga quien caiga.
En el mismo día en que el PSOE digería sus peores resultados electorales en Galicia y País Vasco, proponiendo tras la debacle, un debate serio y riguroso sobre el futuro de la formación sin meterse a cuestionar aún el liderazgo actual, y Feijóo le salvaba la abofeteada cara a un quemado Rajoy con más frentes abiertos que un barco en pleno naufragio, legitimando con su victoria la bárbara batería de recortes realizada desde el gobierno central, en una pedanía del Salobral, en Albacete, se cocía una tragedia descomunal a fuego lento.
Juan Carlos Alfaro, de 39 años de edad, alias «el Fragel», de profesión, parado y excelente tirador como ha demostrado con su última exhibición, es muy posible que nunca llegase a imaginar, por muy mal que le fuesen a venir las cosas, que un incierto 22 de octubre del año en curso sería capaz de descerrajarse un tiro a bocajarro, acorralado y sin salida, en la misma cabeza tras haber asesinado a su presunta novia de 13 años, Almudena, y a un vecino de 40 años que fortuitamente había salido a fumar un cigarro a la puerta de su casa, de nombre Ángel Delicado.
Ahora empiezan las conjeturas, las cábalas y las suposiciones sobre la problemática relación que mantenía con la menor y la truculencia de la misma, teniendo en cuenta la marcada diferencia de edad entre ambos, y la lógica presión y los comentarios que habrían sufrido la dispar pareja durante el tiempo que llevasen juntos, en un lugar tan pequeño –1.500 habitantes– y tan dado a las habladurías y sarcasmos como son los pueblos de la Iberia profunda y perdida en el mapa, aunque fuese cierto que lo que tenían entre ellos era consentido por la niña y no por su familia, a la que este asunto le desagradaba visceralmente.
Amores sin futuro. Cada día surgen miles y otros tantos que llevan la semilla de la derrota desde el mismo día en que nacen, pero pocos acaban de manera tan cruel y sanguinaria. Juan Carlos, a lo mejor lo presintió o puede que no. Simplemente se le nubló la mente y la razón los minutos necesarios para consumar el doble crimen y su propio suicidio. No quiso darse cuenta que una niña de 13 años, por muy desarrollada que esté, sigue siendo una niña con mente de niña.
Sin paciencia, sin salida, sin futuro, al terminar la última calada del cigarrillo, se abrió la cabeza de un disparo y dejó paso a las tinieblas y a la oscuridad.