Etiqueta: Paco Bohórquez

En el silencio queda tu voz tenue
Opinión

En el silencio queda tu voz tenue

Texto: Cándido Gutiérrez Nieto La imagen que conservo de Paco Bohórquez, aquella que retuvo mi recuerdo, está yendo a clase de la universidad con un pequeño cuaderno y su gastado diccionario de latín bajo el brazo. Es la de un joven muchacho con aires bohemios, algo desaliñado y siempre envuelto en un sugestivo halo de joven e introvertido poeta. Y en su edad madura sé que en el campo, donde fue durante años cada día, quiero pensar que en intensas experiencias, allí pudo reconstruir epopeyas y vislumbrar, quizás, el sentido profundo de la vida rememorando prodigios de héroes y semidioses latinos renacidos. Y así lo quiero conservar ahora, como un filósofo tenaz buscando en los pequeños mundos de la naturaleza la suya propia; la de los mitos y la existencia. Allí, en aquella vida intensa...
In memoriam: Francisco Bohórquez Gutiérrez
Opinión

In memoriam: Francisco Bohórquez Gutiérrez

Texto: José Manuel Cabezas Cabello ¿Qué tienen en común el profeta Mahoma, el filósofo Hegel, el científico Mendel, el emperador Aureliano, el músico Prokofiev, el pintor Velázquez y los escritores Walter Scott, Samuel Taylor Coleridge, James Fenimore Cooper y Francisco Bohórquez Gutiérrez? Todos ellos murieron a los 61 años. Corría el verano del mítico año 1975 cuando íbamos despertando a la conciencia política y al descubrimiento de nuestra propia sexualidad. Sabía que mi madre había sido amiga íntima de Remedos Gutiérrez y mi padre amigo de juventud de Miguel Bohórquez. De niño habíamos coincidido varias veces en la casa de campo de los Bujeos. Era natural que nos hiciéramos amigos. No fue difícil romper la barrera de su timidez inicial. Podría parecer que solo se encontraba bien c...
‘Costará’: verso de Gonzalo Sánchez decidado a Paco Bohórquez
Opinión

‘Costará’: verso de Gonzalo Sánchez decidado a Paco Bohórquez

COSTARÁ Costará contarnos en la calle ocupados de hielo o en los vasos vacíos de luz que se va cirniendo sobre ojos de piedra o ser de las siluetas que el alba dibuja creyentes, veedoras del trébol si crecen como libélulas en el agua verde de los juncos o en la voz rota en la garganta. Costará decirnos en el tiempo necesitado de ir pasando a los acordes como hojas ocres de esperanza nueva y primaveras doliendo. No es que los ritos se equivoquen y no están frente al espejo las miradas, no si oigo en el umbral seco el viento, la queja del pájaro herido de cimbrarse la fronda, avido el relato entre un aire tangible, sin perturbarse la aquiescencia, las horas y las palabras. Y suponemos que en la noche al llegar el grito, las formas distorsionadas y luego sol abrien...
Mi hermano. A la memoria de Francisco Bohórquez Gutiérrez
Opinión

Mi hermano. A la memoria de Francisco Bohórquez Gutiérrez

OPINIÓN Pedro Bohórquez Mi hermano era un ser especial e imprescindible para nosotros y ahora lo percibimos así con el rotundo dolor que deja la ausencia repentina. Vivió por elección emboscado en el anonimato y en el "aura mediocritas" de los clásicos latinos que tanto amó, después de estudiar lenguas clásicas en la Universidad de Sevilla en los primeros ochenta. Persona discreta y humilde, disfrutó sin alardes de placeres sencillos y hondos y cultivó el don de la amistad verdadera, en la distancia corta. Nada más alejada su vida del bullicio entontecedor. Guitarrista sensible y cuasi secreto, melómano exquisito, con unos dotes excepcionales para la captación de la poesía en la vida y en los libros, poeta él mismo, exigente, sin casi obra, relector más que lector en los últimos años ...
Carta a mi tío Paco
Opinión

Carta a mi tío Paco

OPINIÓN Ana Bohórquez Podría decir que para mí has sido un padre, porque así lo siento y así lo he vivido, pero la palabra tío me parece más distintiva, fiel, bonita y real a nuestra relación. De tu mano vi el mundo por primera vez, me enseñaste el amor por la naturaleza y por los animales, a reconocer los diferentes árboles y plantas y a entender el lenguaje de la música y sus emociones. Amaba ver cómo tocabas tu guitarra con la perfección, el sentimiento y la sensibilidad de un ángel, en la casa, y también en la Peña flamenca, o cuando ensayábamos en el cuarto del trapecio las canciones que yo iba aprendiendo en el colegio, para después grabarlas en cintas de cassette, que conservabas en cajas como auténticos tesoros. Contigo viajé por primera vez por el mundo, en tantas y tantas ta...
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