Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez
¿Qué esperarán para concluir su trabajo? El platanero de Los Callejones se había secado hacía tiempo y durante varios años ostentó su poderoso fuste de madera muerta como a la espera de un milagro imposible, en hilera con sus compañeros centenarios, como durante un siglo. Como si se resistiera a abandonar la formación.
A diferencia de éstos no sobrevivió a tantas podas incomprensibles y gratuitas que marzo sí marzo no los acechan, y los despojan, como ahora, de sus ramas más esbeltas, esas que, cuando pronto, en el tórrido verano que nos aguarda, intenten sustituir a las que tuvo, apenas si alcanzarán a formar el túnel de sombra que en otras épocas más afortunadas para los árboles se le conoció a Los Callejones, esa avenida con que Ubrique recibe al forastero.
¿Por qué no concluirán el trabajo de retirar los restos de muñón que como un cadáver nos recuerda que allí hubo un tiempo en que circuló la savia de la vida? No sé. Pero casi no queda lugar a dudas que para la actual jardinería urbana en Ubrique y de tantos lugares, es más fácil cortar, podar y talar que plantar y replantar. Por desgracia para todos.