Texto: Carmen De Bock Cano
(Sanlúcar de Barrameda)
A la mayoría silenciosa, sí a esa mayoría antitaurina a la que nadie le pide opinión y a la que se le indica con jactancia que “si no le gustan los toros, que no vayan a la plaza”, no se le ha consultado en Ubrique si quería abstenerse de salir de sus casas el día 7 de septiembre, pues el pasado junio su ayuntamiento ha decidido celebrar las fiestas con una suelta de toros por las calles de la localidad. Ahora resulta que todo pueblo que se precie, tiene que tener una fiesta con acoso de toros incluido, pues parece que se trata de no perder una llamada “identidad” y una supuesta tradición. Pero es que da la casualidad que en Ubrique no existe tradición (entendida como continuidad) de toro enmaromado o ensogado o gayumbo, lo que está demostrado documentalmente.
Se ha hablado de unos valores que pertenecen al pasado, pues da la sensación que no puede haber fiesta si no se persiguen y acorralan toros por la gente, o sea por el grupo de valientes, “que sí van, porque les gusta”.
Muchos pensamos que esta insistencia en resucitar o en imponer festejos tan retrógrados y salvajes como éstos -y lo son por la insensibilidad y la crueldad que representan y por ser un maltrato fehaciente de animales- no es más que una vil maniobra de grupos interesados en colocar un stock de ganado a mejor precio, destinándolo a festejos populares, pues ya sabemos que las plazas de toros están cada vez más vacías y que no se llenan si no fuera por los abonos, las rebajas de precios y regalos de entradas a cierto personal. Así, es preferible desviar el producto ganadero a un mejor postor municipal antes que tener que recurrir a malvender las reses como carne para el matadero.
Pues entérense ya de una vez que no queremos más de lo mismo, de que esto nos avergüenza y de que estamos hartos de que el dinero de todos lo despilfarren en estas salvajadas, y más en época de ajustes y recortes, ¡incluso incumpliendo programas electorales! (véase por ej. el programa de Izquierda Unida, punto 6 de su política ambiental).
Esta mayoría silenciosa se ha quitado la mordaza y ahora gritamos: ¡Vergüenza nos da que partidos políticos del siglo XXI apoyen y financien fiestas con esta falta de sensibilidad y de civismo y que a España se la conozca en el mundo entero por el maltrato animal!
[Artículo publicado como carta al director en Diario Bahía de Cádiz, reproducido con autorización expresa de la dirección de dicho diario].
(Sanlúcar de Barrameda)
A la mayoría silenciosa, sí a esa mayoría antitaurina a la que nadie le pide opinión y a la que se le indica con jactancia que “si no le gustan los toros, que no vayan a la plaza”, no se le ha consultado en Ubrique si quería abstenerse de salir de sus casas el día 7 de septiembre, pues el pasado junio su ayuntamiento ha decidido celebrar las fiestas con una suelta de toros por las calles de la localidad. Ahora resulta que todo pueblo que se precie, tiene que tener una fiesta con acoso de toros incluido, pues parece que se trata de no perder una llamada “identidad” y una supuesta tradición. Pero es que da la casualidad que en Ubrique no existe tradición (entendida como continuidad) de toro enmaromado o ensogado o gayumbo, lo que está demostrado documentalmente.
Se ha hablado de unos valores que pertenecen al pasado, pues da la sensación que no puede haber fiesta si no se persiguen y acorralan toros por la gente, o sea por el grupo de valientes, “que sí van, porque les gusta”.
Muchos pensamos que esta insistencia en resucitar o en imponer festejos tan retrógrados y salvajes como éstos -y lo son por la insensibilidad y la crueldad que representan y por ser un maltrato fehaciente de animales- no es más que una vil maniobra de grupos interesados en colocar un stock de ganado a mejor precio, destinándolo a festejos populares, pues ya sabemos que las plazas de toros están cada vez más vacías y que no se llenan si no fuera por los abonos, las rebajas de precios y regalos de entradas a cierto personal. Así, es preferible desviar el producto ganadero a un mejor postor municipal antes que tener que recurrir a malvender las reses como carne para el matadero.
Pues entérense ya de una vez que no queremos más de lo mismo, de que esto nos avergüenza y de que estamos hartos de que el dinero de todos lo despilfarren en estas salvajadas, y más en época de ajustes y recortes, ¡incluso incumpliendo programas electorales! (véase por ej. el programa de Izquierda Unida, punto 6 de su política ambiental).
Esta mayoría silenciosa se ha quitado la mordaza y ahora gritamos: ¡Vergüenza nos da que partidos políticos del siglo XXI apoyen y financien fiestas con esta falta de sensibilidad y de civismo y que a España se la conozca en el mundo entero por el maltrato animal!
[Artículo publicado como carta al director en Diario Bahía de Cádiz, reproducido con autorización expresa de la dirección de dicho diario].