Crónica y fotos:
Antonio Morales Benítez
Unos doscientos senderistas participaron en la segunda edición de «La Petaquina». Una marcha solidaria organizada desde el año pasado por el Club Senderista 3 Caminos con el patrocinio de diversas instituciones públicas y privadas que se está convirtiendo en todo un referente de la serranía gaditana. Pocas actividades pueden presumir de aunar de una manera tan exitosa lo lúdico con lo deportivo. Además no conoce límites generacionales puesto que en esta edición participaron desde niños de 9 años hasta adultos de 79. Un espacio, pues, para compartir porque es apto para todas las edades ofreciéndonos a todos la oportunidad de aproximarnos al entorno natural. Sin duda una respuesta a la necesidad que tenemos de reconciliarnos con la naturaleza al mismo tiempo que nos socializamos.
Muchos no quisieron perderse este año «La Petaquina» y muy temprano empezaron a congregarse en la plaza del Ayuntamiento de Grazalema, donde los organizadores tenían previsto dar las primeras instrucciones y obsequiar a todos con productos de la repostería local y un recuerdo de la marcha. A continuación, una larga fila de participantes a lo largo del itinerario daría color al Parque Natural para unir las localidades de Grazalema, Benaocaz y Ubrique, situadas todas ellas en el corazón de esta reserva de la biosfera.
El primer tramo discurrió paralelo al cauce, todavía seco, del río Guadalete siempre en ascensión hasta el puerto del Boyar. Cuando se llegó al mirador el frío ya había desaparecido y las primeras luces del sol anunciaban un extraordinario día. La bajada y travesía del corredor del Boyar se pudo realizar sin incidencias, todos recordaban que el año pasado este tramo había sido algo complicado por el barro. En algunas partes el sendero se estrecha para caminar entre imponentes árboles. Pero el horizonte se abre cuando se llega a los llanos próximos al Salto del Cabrero, cuya falla es uno de los puntos geológicos más interesantes del Parque. Se aprovechó la parada en el puerto de Don Fernando para contar algunos aspectos de la historia de la comarca. Tras lo cual, se emprendió una nueva bajada por una zona muy pedregosa hasta atravesar el arroyo Pajaruco, muy cerca de Benaocaz. La interminable cadena solidaria recorrió su barrio nazarí camino del primer avituallamiento en la plaza de La Libertades. Allí el ambiente era plenamente festivo al confluir varios eventos, como la exposición «Arte para Todos» de pinturas, fotografías y grabados a cargo de un colectivo de artistas de la zona y una feria del libro de autor con la presencia de algunos escritores, y todo ello acompañado del plato de chorizo al vino que estaba esperando. Todo un regalo. La bajada por la Calera sería rápida para reagruparse otra vez todo el grupo a la entrada de Ubrique y continuar por la calle Villaluenga para recorrer su casco antiguo en dirección a la Peña Sevillista, donde estaba previsto el último avituallamiento.
La Organización de una actividad tan compleja sólo puede calificarse de modélica. Contó con un grupo entusiasta que en todo momento echó una mano y que sería correspondido con un comportamiento respetuoso con el entorno de todos los participantes.
En el horizonte de La Petaquina se mantiene el carácter solidario con el que nació y así lo recaudado con las inscripciones se destinará al Centro Ocupacional «El Curtido». Asimismo, a lo largo de la ruta se homenajeó al Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, con especial mención al cuerpo de Ubrique, cuya unidad de rescate viene dando muchas muestras de eficacia hasta el punto de ser unos de los mejores aliados con que cuentan todos los senderistas que llegan a esta comarca. Sólo queda felicitar a estos ruteros ubriqueños empeñados en que abandonemos el sofá para que ventilemos nuestros pulmones, conozcamos nuestras riquezas naturales y nos reencontramos con los amigos dentro, todo ello, de un ambiente extraordinario y festivo. Enhorabuena.
Antonio Morales Benítez
Unos doscientos senderistas participaron en la segunda edición de «La Petaquina». Una marcha solidaria organizada desde el año pasado por el Club Senderista 3 Caminos con el patrocinio de diversas instituciones públicas y privadas que se está convirtiendo en todo un referente de la serranía gaditana. Pocas actividades pueden presumir de aunar de una manera tan exitosa lo lúdico con lo deportivo. Además no conoce límites generacionales puesto que en esta edición participaron desde niños de 9 años hasta adultos de 79. Un espacio, pues, para compartir porque es apto para todas las edades ofreciéndonos a todos la oportunidad de aproximarnos al entorno natural. Sin duda una respuesta a la necesidad que tenemos de reconciliarnos con la naturaleza al mismo tiempo que nos socializamos.
Muchos no quisieron perderse este año «La Petaquina» y muy temprano empezaron a congregarse en la plaza del Ayuntamiento de Grazalema, donde los organizadores tenían previsto dar las primeras instrucciones y obsequiar a todos con productos de la repostería local y un recuerdo de la marcha. A continuación, una larga fila de participantes a lo largo del itinerario daría color al Parque Natural para unir las localidades de Grazalema, Benaocaz y Ubrique, situadas todas ellas en el corazón de esta reserva de la biosfera.
El primer tramo discurrió paralelo al cauce, todavía seco, del río Guadalete siempre en ascensión hasta el puerto del Boyar. Cuando se llegó al mirador el frío ya había desaparecido y las primeras luces del sol anunciaban un extraordinario día. La bajada y travesía del corredor del Boyar se pudo realizar sin incidencias, todos recordaban que el año pasado este tramo había sido algo complicado por el barro. En algunas partes el sendero se estrecha para caminar entre imponentes árboles. Pero el horizonte se abre cuando se llega a los llanos próximos al Salto del Cabrero, cuya falla es uno de los puntos geológicos más interesantes del Parque. Se aprovechó la parada en el puerto de Don Fernando para contar algunos aspectos de la historia de la comarca. Tras lo cual, se emprendió una nueva bajada por una zona muy pedregosa hasta atravesar el arroyo Pajaruco, muy cerca de Benaocaz. La interminable cadena solidaria recorrió su barrio nazarí camino del primer avituallamiento en la plaza de La Libertades. Allí el ambiente era plenamente festivo al confluir varios eventos, como la exposición «Arte para Todos» de pinturas, fotografías y grabados a cargo de un colectivo de artistas de la zona y una feria del libro de autor con la presencia de algunos escritores, y todo ello acompañado del plato de chorizo al vino que estaba esperando. Todo un regalo. La bajada por la Calera sería rápida para reagruparse otra vez todo el grupo a la entrada de Ubrique y continuar por la calle Villaluenga para recorrer su casco antiguo en dirección a la Peña Sevillista, donde estaba previsto el último avituallamiento.
La Organización de una actividad tan compleja sólo puede calificarse de modélica. Contó con un grupo entusiasta que en todo momento echó una mano y que sería correspondido con un comportamiento respetuoso con el entorno de todos los participantes.
En el horizonte de La Petaquina se mantiene el carácter solidario con el que nació y así lo recaudado con las inscripciones se destinará al Centro Ocupacional «El Curtido». Asimismo, a lo largo de la ruta se homenajeó al Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, con especial mención al cuerpo de Ubrique, cuya unidad de rescate viene dando muchas muestras de eficacia hasta el punto de ser unos de los mejores aliados con que cuentan todos los senderistas que llegan a esta comarca. Sólo queda felicitar a estos ruteros ubriqueños empeñados en que abandonemos el sofá para que ventilemos nuestros pulmones, conozcamos nuestras riquezas naturales y nos reencontramos con los amigos dentro, todo ello, de un ambiente extraordinario y festivo. Enhorabuena.