Mi compañera, ya para siempre
Texto: Pedro Bohórquez Gutiérrez
Me acuerdo constantemente de él y son muchos los motivos que me lo traen a la memoria.
A veces el recuerdo me sorprende, inesperado, con el zarpazo del dolor. Otras la emoción es más contenida. Mezclado con rabia, en los primeros casos, con la tristeza y una melancolía honda, en los segundos.
Estos días atrás, en Cádiz, he dormido junto al lecho donde pasó sus últimos meses y he podido sentir la misma caricia deslumbrante y cegadora de la luz de cristal del otoño en las primeras horas de la tarde y he contemplado las mismas luces rojas de la noche de la ciudad que él vio y las primeras claridades del día, dorando pálidamente el edificio del Hotel Victoria y el mar de fondo, primero en la lejanía del horizonte, y luego desplazando gradualmente, con su lum...