Espectáculos ocultos y cercanos, por Pedro Bohórquez
OPINIÓN
Pedro Bohórquez Gutiérrez
A solo un cuarto de hora o veinte minutos a pie, en los alrededores de mi pueblo, Ubrique, podemos encontrar ocultos espectáculos naturales no por discretos menos sorprendentes e hipnóticos. Uno de ellos es el Arroyo Seco, cuyas aguas, solo cuando llueve intensamente y con una cierta continuidad como en estos días, se precipitan desde los llanos de El Rano, por un cauce en pendiente y sembrado de enormes rocas calizas, cuyas formas caprichosas esbozan figuras fantásticas, dando lugar a una sucesión de pequeñas cascadas escalonadas que van sumando el ruido de su caída en un único estruendo ensordecedor. Al contrario de lo que ocurre en los períodos de estiaje, cada vez más largos, en los que su caudal se estanca en pozas y termina finalmente por esfumarse...