Un colectivo dice que la muerte de personas es razón de peso para abolir el festejo taurino

El colectivo Amanatura-Ecologistas en Acción difundió el 12 de septiembre de 2025 un comunicado titulado «La muerte de personas es otra gran razón de peso para abolir los festejos taurinos». El texto dice así:
«El reciente fallecimiento de un hombre de 57 años en las fiestas del Toro del Gayumbo en Ubrique no es un hecho aislado ni una simple anécdota. Es la manifestación más trágica de un patrón de riesgo y sufrimiento inherente a los festejos taurinos populares. Ama Natura-Ecologistas en Acción considera que esta es otra gran razón de peso para abolir de una vez por todas este tipo de espectáculos tan aberrantes.
La víctima, un vecino de la localidad y socio de la Peña Toro del Gayumbo, fue corneado mortalmente por el toro “Mosquetero”. Para la familia, la amplia difusión de las imágenes de la cogida ha tenido que ser un motivo de dolor añadido al de la insoportable pérdida de su ser querido. La conmoción fue tal que, tras el suceso, se suspendieron actos festivos y el municipio decretó un día de luto oficial y el izado de banderas a media asta en los edificios municipales. La respuesta de las autoridades, que pidieron “comprensión y serenidad”, refleja una triste normalización de estas tragedias.
A pesar de su cierto arraigo histórico —no es el caso de Ubrique— y su supuesto carácter cultural, estas prácticas son éticamente indefendibles en una sociedad contemporánea. La tragedia de Ubrique sirve como un sombrío recordatorio de que el riesgo no es una anomalía, sino una consecuencia predecible de estos eventos. Esta muerte no es fruto de la “mala suerte”, sino un dato más de unas estadísticas alarmantes. Solo en 2022, por ejemplo, se registraron 23 fallecimientos en festejos taurinos en toda España. Desde nuestro punto de vista, una sola muerte ya debería haber bastado para que las autoridades pusieran fin a estas prácticas, y llegará el momento en que deba determinarse la responsabilidad de las administraciones por no haber actuado antes.
Más allá del costo humano, la justificación de estos eventos se derrumba frente a la evidencia científica sobre el sufrimiento animal. El toro doméstico, lejos de la narrativa que lo presenta como un animal intrínsecamente «bravo» o «noble», es un animal tranquilo que ataca por miedo o al sentirse acorralado. Estos festejos lo someten a un estrés agudo, a un sobresfuerzo fisiológico y a un elevado riesgo de lesiones traumáticas y de muerte, lo que contrasta con la visión idealizada del toro como “rey de la fiesta” defendida por los organizadores.
Argumentar que estos espectáculos forman parte de la cultura o de la “tradición” no justifica el sufrimiento de animales ni de personas. La historia está llena de costumbres crueles e inhumanas que, con el tiempo, fueron abandonadas. La verdadera riqueza cultural no reside en perpetuar un pasado violento, sino en la capacidad de una sociedad para evolucionar éticamente. Resulta aún más preocupante la promoción de esta práctica entre la infancia, como sucede en Ubrique y otras poblaciones ¿Explican los organizadores a los niños que en este tipo de festejos ya se han producido muertes y que ellos mismos correrán un riesgo real al participar en el futuro?
La muerte ocurrida en Ubrique constituye una prueba más de que ciertas tradiciones, por su coste humano y animal, deben ser relegadas al pasado en nombre del respeto, la ética y la seguridad».

Toro y espectadores, entre los que se encuentra uno de muy corta edad.
Toro y espectadores, entre los que se encuentra uno de muy corta edad.
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