‘Vientos alisios’, por Manuel Ángel Gómez
TRIBUNA LIBRE
Texto: Manuel Ángel Gómez
Al final, todo se reduce a un frío epitafio,
a una tópica y escueta frase esculpida sobre una lápida.
Dedicado a Cayetano Pizano Moreno, lector, gran persona,
al que la vida, dicen, le negó un viaje en barco por esos mares borrascosos.
Descanse en paz.
Me despierto en el hospital. No sé qué día de la semana es. La luz blanca que procede del cabecero de la cama despide una oleada de baba blanca que ilumina fríamente la colcha y la cortina corrediza y fofa que me separa del enfermo compañero de habitación. De hecho, no sé si hay alguien al lado; no oigo nada, pero puede que el oído me traicione. Me encuentro literalmente atado al arbolito de gancho metálico del que cuelga una bolsa transparente con suero y no siento dolor. Perfusión. Un larg...