ARTÍCULO DE OPINIÓN
Francisco Sánchez Moreno
No salgo de mi asombro, no me cuadra esta lamentable escena. ¿Esto ha ocurrido aquí, precisamente aquí?, ¿En Ubrique, noble miembro de las Siete Villas, pueblo de habilidosos artesanos de la marroquinería?, ¿En Cádiz donde, fruto de un milenario romance, la sierra y el mar nos regalan luz y paisajes inigualables?, ¿En Andalucía, hogar de grandes civilizaciones, tierra elegida por la cultura árabe en su época de máximo esplendor y que nutrió el pensamiento y las ciencias de España y Europa en los siglos posteriores; Andalucía punto de encuentro entre oriente y occidente, cuna del Flamenco y patria chica de poetas cautivados por sus paisajes y sus costumbres ancestrales como los hermanos Machado, Lorca, Alberti y tantos otros?
¡NO!, no puedo entender estos actos en este noble pueblo. Algo ha tenido que pasar, alguna conspiración silenciosa tramada para mancillar estos parajes naturales.
Latas de refrescos, envases de comida rápida (seguramente hamburguesas), botellas de cerveza y whisky peleón, bolsas y envases de plástico y algunos más sin identificar.
Mi mente se queda en blanco momentáneamente y… ¡zas!, tengo una revelación: alguien está contaminando, posiblemente con aditivos, alcohol de garrafón y excesos de cafeína y azucares el condumio y el churrete que consumen los que parecen ser jóvenes que acuden por las noches a disfrutar del acogedor entorno.
Sin duda el consumo de estas sustancias, añadidas sin conocimiento del peligro que representan, produce en los jóvenes (insisto, lo de la edad es pura conjetura) ataques de euforia descontrolada e incluso locura transitoria que desahogan destrozando el entorno y arrojando con violencia los envases.
Terminado el alienante trance y exhaustos sólo les queda energía para bajar jadeantes hacia el pueblo, incapaces ya de cargar con los restos del banquete.
Todo el mirador amanecerá al día siguiente sembrado con los desechos de tamaña borrachera consumista.
Pero aún puede haber un efecto mucho más nocivo que los descritos en la ingesta de estos compuestos químicos que inocentemente se ingieren: la amnesia total o parcial. Incapaces de recordar lo sucedido la conducta ha debido repetirse en muchas ocasiones a la vista de la cantidad de basuras acumuladas.
Desde aquí quiero alertar a los fabricantes de bebidas gaseosas, comidas rápidas y precocinadas y alcoholes varios que revisen la composición de sus productos y de paso incluyan en la publicidad mensajes subliminales sobre comportamiento cívico elemental y respeto hacia los bienes comunes. A los padres y educadores les pediría que hagan un esfuerzo y concentren sus energías en crear hábitos más sanos de alimentación y bebida entre sus pupilos. Y a los gestores sociales (políticos y allegados)…a estos no los molesto ya que están muy atareados en descalificarse mutuamente.