Mañanitas de domingo en el parque Rafael Alberti de Ubrique
Texto: Pedro Bohórquez Gutiérrez
Los vecinos de la avenida Fernando Quiñones frente al parque Rafael Alberti del bucólico pueblo serrano de Ubrique no necesitan despertador desde hace unos meses. ¿Abril? ¿mayo? No sabría precisar, pero en el momento en que el Ayuntamiento –siempre a la altura de los tiempos y sensible a las necesidades de los vecinos– decidió sustituir el obsoleto y prehistórico invento de la escoba por un artilugio (perdonen mi imprecisión léxica pero aún no sé con qué nombre ha sido bautizado en el catálogo de los inventos futuristas del XXI) que expulsa aire comprimido en más o menos discontinuos soplos huracanados, el zureo de las palomas (tan albertianas y pacíficas), el chillido nervioso de las golondrinas o el inocente piar de los gorriones y su secuela excrementic...