Texto: Fernando Sígler
A propósito de las vicisitudes judiciales sobre el Pazo de Meirás y de los beneficios de las grandes compañías eléctricas, parece oportuno traer a colación uno libro escrito por el periodista y escritor ubriqueño Jesús Ynfante en el que se estudian los negocios de la familia del dictador Franco. Se trata de Los negocios ejemplares, editado por Monipodio en Toulouse (Francia) en 1975 y que ha sido incorporado a la Biblioteca Javier Núñez Yáñez de la Casa de la Memoria La Sauceda. El capítulo III de esta obra se titula precisamente “Los negocios del caudillo”, y contiene los siguientes subapartados: “La familia Franco”, “La tribu del Pardo” y “El negocio del aceite”.
Tras aludir a las “escandalosas” actividades financieras del hermano del dictador, Nicolás Franco, y matizar que “el gran negocio de Franco fue la guerra y el usufructo consecutivo del poder durante más de treinta y cinco años”, el autor recuerda que antes de protagonizar la insurrección militar contra la República, el general había exigido y obtenido “garantías económicas para él y su familia”. Jesús Ynfante hace un recorrido por cada uno de los recursos de los que se aprovechó, como, por ejemplo, “la utilización para fines particulares de todos los elementos del Patrimonio Nacional”.
El ejemplar de Los negocios ejemplares de la Biblioteca Javier Núñez Yáñez de la Casa de la Memoria es el único existente en la red IDEA de bibliotecas especializadas y centros de documentación de Andalucía.
El escritor ubriqueño se detiene en los negocios de la esposa del dictador, Carmen Polo, con su hermano Felipe Polo como “eminencia oculta del palacio del Pardo”, secundado por Fernando Fuertes de Villavicencio, fiel acompañante de “la señora” y consejero delegado de Patrimonio Nacional. Ynfante subraya “la debilidad por las piedras preciosas”, las joyas y las antigüedades que caracterizaba a doña Carmen, y a este respecto recuerda su relación con el anticuario Eutiquiano, que hizo un gran negocio con la concesión de permiso para la importación de café y las facilidades que obtuvo para importar antigüedades orientales de Hong-Kong, así como los “regalos forzosos” a que obligaba a los joyeros de Barcelona, quienes tuvieron que establecer una mutualidad para distribuir los perjuicios que los caprichos de Carmen Polo les ocasionaban.
El “regalo forzoso” por antonomasia es el Pazo de Meirás, en La Coruña, del que Franco “se había enamorado” y que obtuvo merced a una “suscripción popular voluntaria” organizada por el banquero Barrié de la Maza y que pagaban los vecinos en un recibo complementario de la contribución que cobraba el recaudador oficial de contribuciones. A cambio, al banquero le otorgó el título de conde de Fenosa, siglas de la empresa de Barrié, Fuerzas Eléctricas del NorOeste, Sociedad Anónima.
Paralelamente, la familia Franco recibió “paquetes de acciones privilegiadas” de diversas compañías eléctricas: Unión Eléctrica, Sevillana de Electricidad, Hidroeléctrica de Cataluña y Fenosa. El testaferro de estos intereses industriales de los Franco era Enrique Becerril Antón-Miralles. A este respecto, Jesús Ynfante apostilla: “Las empresas eléctricas forman el grupo de presión económico más caracterizado de la oligarquía financiera en España: el aumento entre un 23% y un 25% de las tarifas eléctricas es uno de los negocios fabulosos preparados para 1975 y años venideros”.
El autor detalla también los intereses de la que llama “tribu del Pardo”, formada a partir de 1950 con el matrimonio de la hija del dictador, Carmencita Franco Polo, con Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde, cuyo padrino, José María Sanchiz Sancho, a quien califica de “ex-muerto de hambre”, tuvo el papel de “apéndice encubridor”. El escritor desvela las actividades de dos magnates relacionados con esta tribu, José Banús y José Meliá.
Ynfante destaca un detalle: las empresas de un grupo financiero de los hermanos Castaño Hernando en el que participaba Sanchiz “fueron instaladas para aprovechar los créditos estatales en el Campo de Gibraltar (Reparaciones Navales de Algeciras S.A. y Confecciones Gibraltar S.A., entre otras) y otros polos de desarrollo. “El príncipe Juan Carlos de Borbón era accionista de honor de este grupo”. El autor se detiene en explicar la quiebra de Confecciones Gibraltar y sus consecuencias: impagos, encarcelamiento de los socios de Sanchiz (pero no de éste) y despido de 160 obreros.
Seguidamente, Jesús Ynfante detalla “el negocio bancario” de esta tribu y todas las conexiones familiares y empresariales de sus miembros, con alusión a casos de estafa y especulación, así como el negocio de los seguros y la diversificación de sus intereses en otros campos de la economía.
Según el autor del libro, “las estimaciones más prudentes” cuantificaban la fortuna de los Franco en los años finales de la dictadura en cien mil millones de pesetas, tanto en España como en el extranjero.
El último apartado de este capítulo de los negocios del caudillo dentro del libro Los negocios ejemplares lo dedica Jesús Ynfante al “negocio del aceite”.