OPINIÓN
Pedro Bohórquez Gutiérrez
¿Terminará cayéndose esta modesta joya del mediados del siglo XIX, aunque la desmemoria la sitúa en la época romana? Es posible, dado el avance lento pero progresivo de su deterioro. Pues, ¿cuántos años, sin acostumbrarme, llevo viéndolo en tal estado lamentable? ¿Cinco? ¿Diez? Más, quizás, pero nunca tan mal como hoy lo contemplo. Luego, imagino a todos los amantes del patrimonio arquitectónico de Ubrique, con o sin responsabilidad, «llorando» sobre sus escombros y haciéndose reproches los unos a los otros, por su incuria y desatención. ¿No suena a vivida, amantes del patrimonio de la Sierra de Cádiz, y de Ubrique por más señas, esta triste y patética historia? ¿En qué recodo de la burocracia municipal o autonómica andará empolvándose el expediente, si es que existe, para rehabilitar este vetusta obra civil del XIX que se cae, y no precisamente de puro vieja sino por la presión de unos rellenos de escombros en sus inmediaciones?¿Recuerdan el Castillo de Matrera, cuando se desmoronó un lienzo de su torre, en Villamartín, todo lo que dio que hablar en la prensa hace una década? Todo el mundo lo veía venir, pero nadie hizo nada. Mientras tanto, y el deterioro se abre paso lento e inexorable y crece, salvaguardadores y amantes del patrimonio, sigan explorando a la busca de escondidas y ocultas ruinas, disputándose la primicia en el hallazgo e inflando el inventario de supuestos restos de otras épocas. Es cómodo y entretenido.
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