ARTÍCULO DE OPINIÓN
Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez
¿Qué organismo se encarga del mantenimiento del GR7 a su paso por la Sierra y en concreto por Ubrique, donde el puente de la Vega de los Gamonales, de mediados de siglo XIX, se cae? O donde la basura rebosa, se esparce y pudre perennemente alrededor de las papeleras de madera en una zona de descanso. Produce gran sorpresa y asombro el contraste entre la renovación de los postes de madera de la señalización del llamado Gran Recorrido 7, en un tramo de cañada de Ubrique a Jimena, cerca de la primera localidad, y, a pocos metros, la presencia de la basura esparcida en torno a una papelera rebosante de botellas y latas, en un descansadero de la vía pecuaria por donde transcurre el sendero citado. O ver cómo han arreglado el tramo del camino de acceso al puente -cubriendo su firme con una capa de chinos- y el paso por este, que con buen criterio han vedado a vehículos pesados y donde han construido una alcantarilla para que el agua de la lluvia se filtre y no lo encharque como venía ocurriendo desde tiempo atrás, mientras que la estructura del mismo sigue mostrando el avance de las grietas que amenaza su estructura y, especialmente, una parte de su pretil: una futura ruina. ¿Cuándo dejarán de parchearlo y acometerán de verdad su reforzamiento y restauración? ¿Por qué no se pone el mismo celo que en renovar cartelería y señalización del GR, en el mantenimiento de la obra civil a su paso y en la recogida de basura que tanto impacta y mancilla el paisaje? ¿Qué sentido tiene si no gastar dinero en zonas de descanso y papeleras de madera que ni se mantienen ni se limpian un mínimo?
El puente tiene cerca de doscientos años de antigüedad y está en el término de Ubrique, en una zona de confluencia de los parques de Los Alcornocales y Grazalema, y su conservación corresponde a la Consejería de Cultura, sin duda, dado el valor patrimonial del mismo, y al municipio de Ubrique. La señalización corre a cargo de Federación Andaluza de Montaña, me han comentado, pero ¿y el trazado y mantenimiento del sendero? ¿Del Parque Natural por el que pase? Si este sendero (público), calificado como GR, atraviesa varios «espacios» protegidos y otros que no lo son, como es el caso, e incluso varias provincias, ¿quién es responsable de su mantenimiento? Con tanta atomización de competencias el resultado es el que salta a la vista: zonas de descanso abandonadas desde el momento en que se inauguran, acumulación de basura en torno a papeleras que nunca se han recogido, y cuando digo nunca no incluyo a la esporádica recogida de voluntarios más o menos espontáneos.
No hay que confundir el mantenimiento con el voluntariado, supongo, de la Federación Andaluza de Montaña, o de cualquier otra asociación, ni con el dinero público despilfarrado e invertido alegremente y al buen tuntún, y tampoco con el «afeamiento» (entrecomillo porque ya sé que habrá defensores de estas obras) del entorno natural… Todo por anteponer la imagen y el efecto inmediato de la inversión a la obra hecha con voluntad de permanencia y que de verdad signifiquen una mejora de la infraestructura de un sendero público, que necesita muy poco para existir. Si no conlleva un mantenimiento esta inversiones, mejor que no se toquen y promocionen estos senderos que tienen siglos de antigüedad y de uso.
Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez
¿Qué organismo se encarga del mantenimiento del GR7 a su paso por la Sierra y en concreto por Ubrique, donde el puente de la Vega de los Gamonales, de mediados de siglo XIX, se cae? O donde la basura rebosa, se esparce y pudre perennemente alrededor de las papeleras de madera en una zona de descanso. Produce gran sorpresa y asombro el contraste entre la renovación de los postes de madera de la señalización del llamado Gran Recorrido 7, en un tramo de cañada de Ubrique a Jimena, cerca de la primera localidad, y, a pocos metros, la presencia de la basura esparcida en torno a una papelera rebosante de botellas y latas, en un descansadero de la vía pecuaria por donde transcurre el sendero citado. O ver cómo han arreglado el tramo del camino de acceso al puente -cubriendo su firme con una capa de chinos- y el paso por este, que con buen criterio han vedado a vehículos pesados y donde han construido una alcantarilla para que el agua de la lluvia se filtre y no lo encharque como venía ocurriendo desde tiempo atrás, mientras que la estructura del mismo sigue mostrando el avance de las grietas que amenaza su estructura y, especialmente, una parte de su pretil: una futura ruina. ¿Cuándo dejarán de parchearlo y acometerán de verdad su reforzamiento y restauración? ¿Por qué no se pone el mismo celo que en renovar cartelería y señalización del GR, en el mantenimiento de la obra civil a su paso y en la recogida de basura que tanto impacta y mancilla el paisaje? ¿Qué sentido tiene si no gastar dinero en zonas de descanso y papeleras de madera que ni se mantienen ni se limpian un mínimo?
El puente tiene cerca de doscientos años de antigüedad y está en el término de Ubrique, en una zona de confluencia de los parques de Los Alcornocales y Grazalema, y su conservación corresponde a la Consejería de Cultura, sin duda, dado el valor patrimonial del mismo, y al municipio de Ubrique. La señalización corre a cargo de Federación Andaluza de Montaña, me han comentado, pero ¿y el trazado y mantenimiento del sendero? ¿Del Parque Natural por el que pase? Si este sendero (público), calificado como GR, atraviesa varios «espacios» protegidos y otros que no lo son, como es el caso, e incluso varias provincias, ¿quién es responsable de su mantenimiento? Con tanta atomización de competencias el resultado es el que salta a la vista: zonas de descanso abandonadas desde el momento en que se inauguran, acumulación de basura en torno a papeleras que nunca se han recogido, y cuando digo nunca no incluyo a la esporádica recogida de voluntarios más o menos espontáneos.
No hay que confundir el mantenimiento con el voluntariado, supongo, de la Federación Andaluza de Montaña, o de cualquier otra asociación, ni con el dinero público despilfarrado e invertido alegremente y al buen tuntún, y tampoco con el «afeamiento» (entrecomillo porque ya sé que habrá defensores de estas obras) del entorno natural… Todo por anteponer la imagen y el efecto inmediato de la inversión a la obra hecha con voluntad de permanencia y que de verdad signifiquen una mejora de la infraestructura de un sendero público, que necesita muy poco para existir. Si no conlleva un mantenimiento esta inversiones, mejor que no se toquen y promocionen estos senderos que tienen siglos de antigüedad y de uso.