Rebuscando entre las cosas que guardo con más cariño, aparecen en mi mente y mis recuerdos, mi niñez y mi adolescencia. Entre paredes blancas y un campo verde verde, fui feliz creciendo, respirando aire puro, regocijándome de las experiencias más verdaderas y conviviendo con las gentes de mi pueblo serrano. Me es difícil todavía entender qué hago tan lejos de vosotros y de todo lo que os envuelve, y sobre todas las cosas no comprendo todavía cómo el destino me jugó una mala pasada en su momento y me arrancó de los brazos de mi pueblo, de mi casa y de mis amigos.
Dicen que hasta que no dejas de tener algo no lo echas de menos, es una verdad verdadera. Cuántas noches me despierto buscando ver por la ventana las lucezitas de mi Ubrique cuando esta dormido,o perseguir el olor a pan recién hecho, y muchas cosas que son cotidianas, pero que tienen un valor extra cuando, donde estás, no las hay. Tengo un gran cuadro que preside mi casa de una panorámica de Ubrique, que entre otras cosas está gastado de tanto mirarlo, ojalá un día pudiera meterme a modo de ventana por él y quedarme para siempre.
Os deseo que disfrutéis por mí de todo lo que tenéis. Cuiden y mimen al pueblo que yo no puedo disfrutar.
Muchas gracias al Periódico de Ubrique por darme la oportunidad expresar mis sentimientos.
Marcos Crespo Rubio